No siempre es fácil tomar la decisión de vender tu casa, y muy especialmente si ha sido tu hogar durante los últimos años. La venta suele entrañar decisiones emocionales difíciles.
Aun así, es fundamental tener muy claro por qué quieres vender tu casa. Ser consciente del motivo te ayudará a tomar la decisión correcta y evitar que te equivoques cuando llegue el momento decisivo. A esto le llamamos “motivación de venta”: cuanto más intensa sea tu motivación de venta, más fácil te resultará el proceso de vender tu casa.
La elección de tu agente inmobiliario puede suponer la diferencia entre vender o no vender. Nunca escojas a un agente porque te diga que tu casa vale mucho; elígele por su Plan de Marketing, su experiencia, su profesionalidad y su capacidad de compromiso.
Decir «no tengo prisa en vender mi casa”
es prácticamente lo mismo que decir «no
quiero venderla ahora”.
Fruto de nuestra experiencia en el mercado residencial ya sabemos que, cuando se cumplen todos estos principios, las propiedades se venden de una manera rápida, fácil, y además, ¡al mejor precio! Existen diferentes motivos para vender tu casa: familiares, económicos, laborales, etc. Estas necesidades te tienen que llevar a fijar un tiempo límite en el que debes conseguir que tu casa esté vendida.
Cuando tomas la decisión de vender tu casa y comprar otra, debes tener en cuenta toda la información que existe sobre el barrio. Esto quiere decir qué tienes que conocer los intereses de los futuros compradores para adquirir tu vivienda, eso permitirá que realices las modificaciones que sean necesarias para vender tu piso.
Si quieres comprar otra vivienda tienes que tener presente el valor por el cuál deseas adquirirla, lo que ayudará a que encuentres cuál es el valor por el que debes vender tu propiedad. Actuar como comprador y vendedor tiene sus ventajas, porque puedes utilizar la información de uno de los procedimientos, para el otro que estés investigando.